Los componentes esenciales de las plantas son principalmente procesos vinculados a la luz y el calor, que forman un complejo ensamble de moléculas.
Los aceites esenciales en las plantas determinan su aroma caracteristico y son un vínculo con el mundo circundante. A través de ellos, atraen insectos polinizadores y repelen a otros que no necesitan. Podríamos decir que son parte del sistema inmune de la planta, pudiendo actuar en nuestro organismo estimulando el nuestro.
Nuestras células tienen un determinado rango de frecuencia vibratoria, el cuál compartimos con los aceites esenciales. Pero a su vez, el rango vibracional de las moléculas de los aceites esenciales es aún más extendido. Al usarlos, nos llevan a esa fracuencia vibratoria mas elevada mejorando nuestros estados de ánimo y la salud en general.
Podemos usarlos a nivel tópico, diluidos en un aceite vegetal y colocándolo en determinados puntos de nuestro cuerpo o abarcando zonas grandes (sobre determinado zona a tratar: órganos músculos, articulaciones) o en masajes en general. De ésta forma entran en el torrente sanguíneo distribuyéndose por todo el cuerpo en poco tiempo y de forma eficaz.
También podemos usarlos a través del olfato, acercando las manos con el aceite esencial (diluido en aceite vegetal) a la nariz y respirando profundamente. O con difusores que lo esparsan en el ambiente.
Los aceites esenciales actúan de manera simultánea a nivel inconsciente y emocional ayudando a equilibrarnos en diferentes aspectos, según la especie utilizada.
Para lograr todos éstos efectos terapéuticos, es de gran importancia usar aceites esenciales puros de hierbas provenientes de producciones cuidadas. Como así también que el proceso de extracción se genere de manera cuidada y sin agregados ni disolventes artificiales. Es fundamental guardarlos correctamente, en frascos de vidrios de color ámbar, lejos de la luz y el calor.
